Este libro es pura magia.
La historia que aquí se cuenta sucedió durante el último año de vida de Franz kafka, que sufría por aquel entonces de tuberculosis. Solía pasear por un parque cercano a su casa todas las mañanas y un día, durante el paseo, se encontró a una niña pequeña llorando desconsoladamente y a la que nadie prestaba atención. No pudo pasar de largo y dejarla tan triste y sola, por lo que se acercó y le preguntó qué le pasaba. Elsi, que así se llamaba la pequeña, le explicó que había perdido a su muñeca Brígida, su mejor amiga. Kafka, casi sin pensárselo, y sufriendo al ver así a la pequeña, le explicó que Brígida no se había perdido, sino que se había ido de viaje, que lo hacían la mayoría de las muñecas. Ante la cara de estupefacción y desconcierto de la niña, y sin darle casi tiempo a reaccionar, le dijo que estaba tan seguro porque Brígida le había escrito una carta dirigida a ella, en la que se despedía de su dueña. Kafka quedó a la mañana siguiente con Elsi para leerle la carta que, evidentemente, él mismo redactaría de parte de Brígida. Esa carta le hizo tanto bien a la niña que no fue capaz de dejarla al día siguiente sin otra carta de la muñeca. Así las cosas pasaron finalmente tres semanas en las que Kafka escribía una carta cada noche para la pequeña, que le leía y entregaba a la mañana siguiente.
No quedó constancia de ninguna de esas cartas a la muerte de Kafka, ya que se las entregaba todas a Elsi. Tras el fallecimiento del escritor se intentó durante mucho tiempo dar con la niña para intentar documentar aquellos hechos, de los que tan solo se tiene constancia por haberlo contado posteriormente Dora, pareja por aquel entonces de Kafka y que vivió aquellos días y aquellas noches de ilusión de su "esposo".
Algunas ilustraciones adornan esta edición; corren a cargo de Pep Montserrat. Maravillosas.
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